miércoles, 12 de julio de 2017

CÓMO IDENTIFICAR EL DOLOR DE ESTÓMAGO

El 90% de la gente que dice que le duele el estómago señala cualquier lugar alrededor del ombligo, debajo de las costillas y casi nunca, su dolor es de estómago. La panza es mucho mucho más. Empieza debajo de las costillas y llega a los huesos de la cadera y el huesito de la pubis, así que el dolor podría ser en algún otro órgano.
Depende de dónde te duela, se puede tratar de algo distinto. Aquí te va un mapa de la panza para que sepas exactamente de dónde proviene ese dolorcito.

Arriba a la derecha de tu ombligo

Colon. El colon da una vuelta abajo del hígado, duele cuando está tenso.
Vesícula biliar. Cuando hay dolor, es intenso como un cólico. Empieza al centro de las costillas y va hacia el lado derecho.

Si duele debajo de la unión de las costillas o se va a la espalda puede ser la vía biliar. Otro síntoma: te pones amarillo.

Abajo a la derecha del ombligo

El apéndice. Cuando se inflama el dolor no cede.
A las mujeres puede dolerles cuando ovulan, por un quiste o una infección vaginal intensa.

Arriba a la izquierda de tu ombligo

También es el colon. Cuando duele casi siempre es por tensión o espasmo.
El páncreas. Está más atrás y duele cuando se inflama por tomar alcohol o comer mucha grasa.
El bazo duele con un golpe.

Abajo a la izquierda del ombligo

Cuando se inflama o se infecta la parte baja del colon o cuando se tienen divertículos.

Otras partes que duelen:

  • El centro de tu panza duele como cólico o retortijón con el intestino inflamado o irritado.
  • Justo arriba donde terminan las costillas ¡ese sí es el estómago!
  • Abajo del ombligo: cólico, infecciones pélvicas en la mujer o estar estreñido.
  • En ambos lados: los uréteres o los conductos por donde pasa la orina cuando hay infección
Para que sepas qué tienes y cómo duele eso que tienes
El reflujo: se siente en el pecho, no en la panza. Te dan agruras o se regresa la comida.
La gastritis: ardor o sensación de vacío en la boca del estómago donde se unen las costillas.
La colitis: punzadas o espasmos en todo el colon (el intestino grueso) puede haber al mismo tiempo partes apretadas y partes inflamadas.
El apéndice: el dolor es como un rayo.

Para que sepas qué contestar cuando el doctor te dice ¿Cómo te duele?
  • Ardorosos, quemante o esta palabra tan elegante:urente. Sientes como que te quemas.
  • Transfictivos: que atraviesan de un lado al otro, como de la boca del estómago a la espalda.
  • Cólicos: espasmos que van y vienen
  • Pulsátil: que laten
Tienes que decirle al doctor qué hace que aumente o disminuya el dolor.

sábado, 8 de julio de 2017

INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA EN LA OBESIDAD

Resultado de imagen para Intervención psicológica en obesidad – José I. Baile AyensaEn nuestro tiempo, la alimentación y sus trastornos, la geografía y sociología del hambre y los aspectos éticos de la producción y distribución de alimentos son algunos de los problemas relacionados con la nutrición de la humanidad que han venido a ocupar las primeras planas de la información mundial. La alimentación es una necesidad biológica básica, pero, como todo lo biológico que hay en el hombre, está a la vez modulada y condicionada por su dimensión psicosocial.
En efecto, aunque la necesidad orgánica de nutrientes haría pensar en principio que su exigencia habría de ser más o menos igual en todos los pueblos y en todas las culturas, dejando a salvo las peculiaridades geográficas, tal vez no haya área del vivir donde más fuertemente destaque la variabilidad de la conducta humana, y la reelaboración que la cultura ha hecho del acto simple de comer. Variabilidad que se refiere, por supuesto, a qué, cómo y cuánto comer, pero también a cómo afrontamos los efectos de ese comer sobre nuestro propio organismo, nuestra salud, nuestra economía y hasta nuestro prestigio e imagen social.
Hoy, el reparto desigual de los recursos alimentarios se ha convertido en un problema moral y de justicia social de primer orden. Y ello a escala global, envolviendo a la humanidad entera. Hay sociedades donde los alimentos sobran e incluso son destruidos para mantener precios y privilegios con respecto a los mismos, mientras que, por otro lado, hay pueblos enteros que mueren lentamente de hambruna. Existen grupos sociales que derrochan, mientras otros sobreviven con los despojos y desechos que dejan tras de sí los más favorecidos. Se trata al alimento de formas muy dispares, aunque es en esencia una condición indispensable y universal para la supervivencia. Las campañas de los organismos internacionales y las denuncias realizadas por organizaciones humanitarias no han conseguido proponer una solución equilibrada y estable al tema pavoroso de la desigualdad.
Contenido:
Prólogo.
  1. La obesidad como problema de salud.
  2. Perspectiva psicológica en la explicación de la obesidad.
  3. Definición operativa de la obesidad y sus diferentes enfoques educativos.
  4. Evaluación psicológica de la obesidad.
  5. Intervención psicológica en obesidad.
  6. Estrategias preventivas de la obesidad.
  7. Programa de intervención psicológica individual.
  8. Intervención psicológica en otros tratamientos de obesidad.
  9. Materiales prácticos para la intervención.
  10. Recomendaciones documentales y referencias bibliográficas.

sábado, 1 de julio de 2017

EL ROL DEL INTESTINO DELGADO EN LA DIABETES TIPO II

El tratamiento para la diabetes mellitus tipo 2 desde hace varias décadas esta basado en la triada dieta, ejercicio y terapia farmacológica, sin embargo a pesar de tener avances farmacológicos importantes en este rubro, parece que aun no se logra el control glucémico esperado, por lo cual se siguen teniendo casos de complicaciones serias asociadas a esta enfermedad. Este panorama ha obligado a regresar al estudio de la fisiopatologia de este padecimiento para abordarlo de otra manera; resultado de varios estudios de investigación ahora se relaciona el intestino delgado y la diabetes tipo 2.

La secreción de insulina después de la ingesta de alimentos no solo depende de los niveles de glucemia, si no del propio efecto insulinotrópico de las hormonas del tracto intestinal llamadas incretinas. Existe evidencia de que los niveles elevados de insulina circulante, generan una disminución de la respuesta precoz de las incretinas ante una comida mixta es decir parece existir una posible retro alimentación negativa de la insulina sobre la secreción de incretinas.

El GLP- 1 es la incretina más estudiada en la actualidad, tiene un efecto sacietogéno y posiblemente afecta el peso corporal a largo plazo; la evidencia científica sugiere que la secreción de GLP- 1 en respuesta a los alimentos esta reducida en los obesos y que la perdida de peso puede normalizar los niveles de esta incretina.
Ademas experimentos en ratas sugieren que el GLP1 induce proliferación y neogénesis de la célula del páncreas, e inhibe su apoptosis, lo que da una protección a la reserva de estas células.

En asociación a este tema estudios señalan el rol de la biota intestinal en la fisiopatología de la DM 2 se ha comprobado que las alteraciones de la composición bacteriana de la microbiota intestinal y en consecuencia la capacidad metabólica de la misma; promueven la adiposidad e influyen en los procesos metabólicos de los órganos periféricos.

En conclusión el intestino delgado es un componente importante en la fisiopatología de la DM 2; ya que al modificar su anatomía se presentan importantes cambios metabólicos; en lo que se refiere a la composición bacteriana la demostración de la causalidad entre la microbiota y enfermedades especificas sigue siendo un reto en este campo de investigación ya que puede jugar un papel importante en el tratamiento futuro de la obesidad y la DM 2.

CÓMO EL ESTRÉS MOLDEA Y DESTRUYE EL CEREBRO

En la vida cotidiana del siglo XXI, sus entornos han convertido a nuestra existencia en un constante estado de estrés: el bombardeo de imágenes violentas, la inseguridad, el tráfico interminable, las presiones y maltratos laborales —como el visto recientemente en el deplorable video del médico adscrito que, como muchos, se siente con el derecho de insultar y humillar a un médico a su cargo, y además, los estresores familiares y económicos, entre muchos otros.

Más allá de cómo manejemos nuestro estrés, diversos estudios en el campo de la Neurociencia se han enfocado en analizar cómo el estado de estrés crónico influye en la neuroplasticidad cerebral y por ende, en cómo reaccionamos y funcionamos en nuestra vida diaria.

El concepto de neuroplasticidad no es nada nuevo, hay escritos que se remontan al siglo XIX en el cual se habla de la maleabilidad del cerebro. Ahora, con el advenimiento de la resonancia magnética funcional se ha podido físicamente observar la gran capacidad del cerebro para cambiar y ver cómo responden diferentes partes del cerebro a diferentes actividades y estímulos; se ha confirmado cómo el cerebro es capaz de reorganizarse, tanto funcional como físicamente, respondiendo a emociones, medio ambiente y vivencias a lo largo de la vida (como, sin lugar a dudas, el estrés que sentimos a diario y a todas las edades, incluso los estresores que siente y vive una mamá embarazada y al que está expuesto su bebé).

La doctora Elysia Davis y su equipo en la Universidad de Denver han estudiado durante años los efectos que desencadena el estrés en los hijos de mamás que sufren diversos estresores.

Se encontró que para cuando estos niños cumplen entre 6 y 9 años, sus resonancias magnéticas cerebrales ya mostraban un aumento en el tamaño de la región de las amígdalas (la sección cerebral encargada de las emociones: miedo, angustia, alegría, etc.) y lo correlacionaron con reportes de ansiedad en los niños proporcionados por las propias madres. Ahora, imaginen el estrés al que están sujetos los bebés en situaciones que se presentan como la del video del médico abusivo (por desgracia, hay muchos como él).

Cuando vivimos crónicamente estresados, la parte del cerebro que se encarga de la memoria y el aprendizaje, el hipocampo (parte del sistema límbico), también se “remodela”. Las consecuencias en nuestro rendimiento son diversas.

En estudios tempranos de estrés crónico hay alteraciones en la memoria espacial, la que tiene que ver con la habilidad de procesar nuestro entorno y orientación (es como nuestro waze interno). Por eso a veces no tenemos ni idea de dónde está el coche estacionado, o no podemos navegar fácilmente en nuestra propia ciudad o, mucho menos, en un hospital.

Conforme el estrés se vuelve más crónico, la manera en que el cerebro percibe y procesa información se ve alterada (otra vez, afectando el hipocampo): la irritabilidad aumenta y respondemos a los estímulos con más ira y poca paciencia; con el tiempo, aprender nuevas actividades o retener información nueva se vuelve muy difícil; la materia gris disminuye y ante una situación de urgencia, en donde aún hay más presión, es muy probable que se olvide lo que hay que hacer; conocimientos que se han aprendido y reforzado con anterioridad se tornan confusos o, simplemente, el cerebro no puede siquiera encontrar y, mucho menos, acceder a la información almacenada, lo que es peligroso en cualquier profesión. Y eso que ni si quiera hemos abordado las consecuencias físicas y de salud mental a largo plazo.

Qué hacer al respecto

Antes de imaginarse cómo se encoge y desaparece nuestro cerebro, hay que considerar que, a veces, las intervenciones más sencillas son las que generan mayores beneficios.

Tal vez lo más importante es decir NO a las personas tóxicas. Neutralizar a un ser tóxico implica mantener nuestras emociones contenidas y establecer un límite en la interacción. Una persona tóxica se comporta de una manera irracional, al interactuar con ellos hay que mantenerse ecuánime, crear una distancia, tanto emocional como físicamente, y no involucrarse en el caos de su ira.

Leí un artículo de investigadores de la Universidad de California en San Francisco que explicaba que mientras más trabajo le cuesta a alguien decir “no”, hay una mayor incidencia en el desgaste profesional, estrés, e incluso depresión. El articular un “no” rotundo es un arma poderosa, capaz de desarmar al más experimentado Bully, y muchas veces, necesaria y sana para el cerebro.

Aprender a respirar

Cuando se está estresado, la respiración se vuelve más rápida y superficial, lo que puede llegar a hiperventilar, situación que automáticamente aumenta la ansiedad cuando, al romper el balance entre oxígeno y dióxido de carbono, el mismo Sistema Nervioso Central trata de obligar al cuerpo para respirar más lento, lo cual, al estar ansioso, se interpreta como “falta de aire” y en consecuencia, uno trata de respirar más rápido.

Hace muchísimos años, un Yogi con el que estudié, me enseño una técnica muy sencilla para respirar correctamente: simplemente, al inhalar, pensar que uno lo hace desde el abdomen hacia el pulmón contando 6 segundos; al exhalar, se hace de manera contraria también contando 6 segundos para completar el ciclo respiratorio. El resultado es infalible para reducir la ansiedad y estrés.

Desconectarse

Difícil de hacer en un mundo en donde vivimos conectados más de 6 horas al día manejando varios sitios a la vez con nuestra tecnología digital. Pero, haciendo un conteo del día a día, se encuentran espacios que, aunque sean breves, sirven para apagar los electrónicos y ponerse en contacto con uno mismo. Esto según el Instituto Nacional para la Salud Mental en EUA (NIMH por sus siglas en inglés) provoca diversos beneficios, uno de ellos es romper la cadena de serotonina que se activa de manera anormal al estar conectado a internet por varias horas. Lo más importante es que esto puede cambiar el cómo pensamos y percibimos las cosas en el contexto de lo que nos rodea físicamente, y no virtualmente.

Caminar

También es una actividad sencilla. Según los expertos en ansiedad, caminar puede producir cambios favorables y activar de manera positiva la neuroplasticidad, así como disminuir niveles de cortisol (el cual por sí mismo eleva el potencial de estrés). Se ha encontrado que aunque sea una caminata breve, ésta mejorará indiscutiblemente el humor de cualquiera.

Meditar

Sólo unos minutos al día da beneficios medibles. La Universidad Carnegie Mellon en 2014 realizó un estudio en el cual se incluyeron adultos, hombres y mujeres de 18 a 30 años, a los cuales se les dividió en dos grupos: a uno se le enseñó técnicas de meditación que practicaron durante 25 minutos por 3 días consecutivos; al otro grupo no se le enseñaron técnicas cognitivas. Al acabar cada grupo su entrenamiento, cada participante fue sometido a situaciones estresantes, pero el grupo que aprendió a meditar mostró y sintió menos ansiedad que el otro grupo. Se mostró así que el grupo que meditó tuvo mejor resistencia ante estímulos estresantes.

Dormir

Lo mejor que se pueda, en silencio y en la oscuridad.

Indiscutiblemente, hay que romper el círculo vicioso y tratar de estar consciente de lo que sentimos. El incorporar estas rutinas a nuestra vida diaria implica hacerlo con prioridad y consciencia; aunque sea sólo algunos minutos de práctica, serán de gran benéfico para preservar nuestro bienestar.