sábado, 10 de marzo de 2012

CALCIO E ISOFLAVONAS DE SOYA, ALIADOS DE LA SALUD DE TUS HUESOS


Los lácteos son fundamentales para la formación y el mantenimiento de la estructura del hueso a lo largo de toda la vida. Por otra parte, parece demostrado que las isoflavonas de la soya contribuyen al mantenimiento de la masa ósea. Todo ello hace que una leche enriquecida en calcio y en soya se plantee como un aliado ideal para la salud ósea.


El calcio y las isoflavonas son dos componentes de la dieta que ayudan a mantener la calidad ósea.

El hueso, que forma parte del esqueleto humano, es un tejido vivo sometido a un remodelado continuo con una alternancia equilibrada de procesos de resorción (destrucción) y formación óseas.

Estos procesos están perfectamente integrados en un hueso normal y su correcto balance permite el mantenimiento de una adecuada masa ósea.

La masa ósea es la cantidad de hueso que presenta una persona en el esqueleto en un momento determinado.

La cantidad de masa ósea de una persona aumenta paulatinamente desde el nacimiento, conforme se desarrolla su esqueleto, hasta alcanzar un valor máximo, el denominado pico de masa ósea, alrededor de los 30-35 años, cuando se logra la madurez esquelética.

A partir de este punto, el organismo sufrirá, de forma natural y paulatina, una resorción o pérdida de la masa ósea que durará el resto de la vida.

En la mujer, la pérdida de la densidad ósea se acelera notablemente después de la menopausia, como consecuencia de la carencia de estrógenos y alcanza del 3 al 5% anual en los años que siguen a la menopausia. Sin embargo, el ritmo de la disminución postmenopáusica del tejido óseo difiere de unas mujeres a otras.

Son numerosos los estudios que han puesto de manifiesto la importancia de determinados nutrientes de la dieta, como el calcio y la vitamina D, en la formación y mantenimiento de la masa ósea. Sin embargo, el estatus del hueso puede verse afectado además de por estos nutrientes, por otros componentes de la dieta, lo que sugiere igualmente llevar a cabo estudios científicos que permitan dilucidar sus efectos sobre la salud ósea.

Hay ocasiones en que las deficiencias y los excesos nutricionales afectan a la remodelación ósea, alterando su equilibrio y ocasionando problemas como la osteoporosis.

La osteoporosis representa uno de los mayores problemas de salud en el mundo occidental. Esta enfermedad, caracterizada por la pérdida de masa ósea y el aumento de la fragilidad de los huesos, afecta a las mujeres en una proporción de 4 a 6 veces superior respecto a los hombres de igual edad.

Uno de los inconvenientes que conlleva la osteoporosis es que no produce síntomas, de ahí que reciba el apelativo de "la epidemia silenciosa", porque la pérdida de hueso es gradual y el paciente ni sabe que la padece, con lo cual no llega a detectarse hasta estados avanzados o tras la primera fractura.

Según FHOEMO (Fundación Hispana de Osteoporosis y Enfermedades Metabólicas Óseas), a partir de los 50 años, una de cada tres mujeres y uno de cada ocho hombres sufrirán al menos una fractura provocada por osteoporosis a lo largo de su vida.

No obstante, sea cual fuere la edad, una dieta que incluya los nutrientes necesarios para fortalecer los huesos, sumado a un estilo de vida sano, dieta sana y equilibrada, junto con la práctica de ejercicio físico y el tomar el sol unos 15 minutos al día para obtener vitamina D, pueden hacer que el proceso natural de desgaste óseo sea más lento.

Actualmente, las tendencias de consumo muestran un marcado interés por lo saludable y funcional. El sector lácteo se ha convertido en un líder innovador de esta tendencia desarrollando y ofertando al consumidor gran variedad de productos con valor añadido, dirigidos tanto a la población sana (para prevenir enfermedades o mejorar el tono vital), como para la población que padece determinadas patologías.

Existen en el mercado leches enriquecidas o fortalecidas en determinados nutrientes o compuestos, como es el caso de la leche enriquecida en calcio e isoflavonas, que suponen un aporte extra de calcio (más de un 40% respecto a la leche normal).

Además, la presencia de isoflavonas le confiere una serie de efectos saludables adicionales en la prevención de diversas enfermedades.


El calcio es un nutriente esencial para la formación y mantenimiento de unos huesos fuertes y sanos. Aproximadamente el 99% del calcio corporal se encuentra en los huesos, el 1% restante se reparte entre los líquidos extracelulares y las membranas celulares, donde igualmente realiza importantes funciones.

Dado que el organismo está constantemente eliminando y reemplazando pequeñas cantidades del mismo, se debe garantizar la ingesta de calcio en la dieta a lo largo de toda la vida.

Si la ingesta o absorción de calcio son inadecuadas, la concentración de calcio en sangre se mantendrá a expensas del calcio óseo, y si en el hueso se elimina más calcio del que se reemplaza, éste comenzará a debilitarse, con el consiguiente riesgo de fractura y deformidad.

Es particularmente importante conseguir un aporte óptimo de calcio a través de la dieta durante las tres primeras décadas de la vida y, en especial, durante los años de la preadolescencia y adolescencia que es cuando los huesos crecen más rápido.

Una adecuada ingesta de calcio a estas edades puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar osteoporosis en edades avanzadas.

Existe una amplia bibliografía en relación a cómo el calcio de la dieta y la ingesta de leche en edades de crecimiento pueden influir positivamente sobre el contenido del mineral óseo durante el desarrollo del pico de masa ósea. Una alta ingesta de leche, y por consiguiente de calcio, durante la adolescencia está asociada a un mayor contenido de mineral en huesos en el periodo de desarrollo del pico de masa ósea.

Además, el hábito de tomar leche en la adolescencia puede contribuir a establecer ese hábito y mantenerlo en la edad adulta.

La ingesta diaria recomendada de calcio oscila entre los 1200 mg/día y 1500 mg/día, lo que equivale a tomar de 4 a 5 raciones de lácteos no enriquecidos con calcio, ó 3 a 4 raciones en caso de lácteos enriquecidos con calcio.

El calcio se obtiene fundamentalmente de la leche y los productos lácteos, siendo importante para su correcta absorción una adecuada relación calcio/fósforo.

Además existen otros alimentos, como algunos frutos secos, las verduras (repollo, acelgas), sardinas en aceite (con espinas), legumbres (judías pintas, lentejas), el pan integral, que aunque son ricos en calcio, éste no es tan aprovechable como el de la leche.

Además de considerar el aporte de calcio, hay que considerar otros factores que pueden condicionar e interferir en la absorción y retención corporal de calcio, como el sedentarismo o la presencia de otros componentes de los alimentos (fibra, oxalatos, fosfatos, cafeína, entre otros).

Por todo esto, la Conferencia Consenso organizada por el Instituto Nacional Americano de la Salud en 1994, sugiere un aumento de la ingesta de calcio en personas mayores de 65 años, hasta situarse en los 1500 mg/día de calcio a fin de evitar en la medida de lo posible una mayor pérdida ósea.

En personas de edad avanzada hay que cuidar de forma especial el aporte de calcio, ya que a estas edades va disminuyendo la ingesta de calcio en la dieta habitual y también puede verse reducida su absorción.

En mujeres de edad avanzada, la suplementación de la dieta con calcio se asocia a una mayor densidad mineral ósea (1-3%), con disminución de la pérdida ósea en los primeros 1 ó 2 años tras el inicio de la suplementación, efecto que con posterioridad tiende a disminuir.

Parece que el calcio disminuye el proceso de destrucción ósea (resorción), mientras que el incremento de la densidad mineral ósea se relaciona con un descenso en el remodelado óseo.

Igualmente, hay que cuidar la ingesta en mujeres después de la menopausia. Un estudio europeo puso de manifiesto que los suplementos de calcio suponían una disminución significativa de las tasas de fractura de cadera de mujeres postmenopáusicas. Además, el efecto del calcio es aditivo al de otros fármacos comúnmente empleados en el tratamiento de la osteoporosis, como los estrógenos, la calcitonina o los anabólicos.

La suplementación con calcio previene la disminución de la densidad mineral ósea en mujeres postmenopáusicas y en la osteoporosis senil, convirtiéndose por tanto en el tratamiento eficaz de la osteoporosis, siendo capaz por sí misma de reducir el riesgo de fracturas, sobre todo en la forma senil de la enfermedad, y en grupos de riesgo elevado.

Actualmente existe un gran interés por los efectos saludables de la soya, en gran medida atribuidos a las isoflavonas, presentes en esta legumbre.

Las isoflavonas son compuestos químicos que están presentes en numerosos alimentos vegetales (cereales, legumbres, cerveza, entre otros); sin embargo, la soja parece ser la fuente más importante de isoflavonas de la dieta.

Las principales isoflavonas de la soya, genisteína y daidzeína, presentan una similitud estructural con los estrógenos (hormonas responsables de las características sexuales femeninas), lo que a su vez les confiere cierta acción estrogénica, de ahí que reciban el nombre de fitoestrógenos.

Numerosos trabajos afirman que las isoflavonas de la soya, cuando se ingieren habitualmente y en las dosis adecuadas, producen una serie de efectos beneficiosos para la salud, tanto a nivel preventivo como coadyuvante en el tratamiento de diversas enfermedades.

Existe una amplia literatura sobre su actuación como estrógenos y su utilidad para atenuar los síntomas de la menopausia; como antiestrógenos, como anticancerígenos (por inhibición de las enzimas implicadas en la diferenciación y el crecimiento de tumores), como antioxidantes, como estimuladores de las defensas del organismo y otros efectos clínicos, aunque casi todos los estudios se han llevado a cabo in vitro y en ensayos de experimentación animal, siendo menos los realizados en humanos.

Los primeros estudios epidemiológicos y observacionales demostraron que las tasas de osteoporosis y fracturas en mujeres asiáticas, eran muy bajas comparadas con la población occidental, atribuyendo tales efectos al consumo de soja. Cabe pensar que debido a su acción estrogénica, las isoflavonas resultarían más efectivas durante la menopausia, cuando los niveles de estrógenos son deficientes.

Ensayos clínicos realizados con ipriflavona (una isoflavona sintética), pusieron de manifiesto en cómo la administración de la misma en dosis de 400 a 600 mg/día ayuda a prevenir la pérdida ósea que sigue a la menopausia, al inhibir el reclutamiento de los osteoclastos.

Un estudio prospectivo, bastante completo, efectuado en mujeres perimenopáusicas, demostró que una dosis de isoflavonas de 80,4 g/día durante 24 semanas disminuye la pérdida de masa ósea en la columna y mejora los marcadores del metabolismo óseo.

Otros estudios realizados in vitro han demostrado cómo las isoflavonas incrementan la proliferación y diferenciación de las células formadoras de hueso (osteoblastos), así como la síntesis de colágeno en cultivos tisulares. La adición de genisteína y daidzeína a un medio de cultivo de hueso femoral de rata, tuvo un efecto formador sobre el hueso, a juzgar por el aumento en el contenido de calcio y fosfatasa alcalina (marcador óseo).

En resumen, son numerosos los estudios que parecen confirmar cierto efecto protector de las isoflavonas sobre el hueso, como ponen de manifiesto la reducción de los niveles sanguíneos de varios marcadores de la resorción ósea y el incremento de los niveles de marcadores de la formación del hueso.

Sin embargo, de momento no se ha instaurado su uso como tratamiento, sino como profilaxis de la osteoporosis. Se sigue investigando para corroborar su eficacia y conocer con más claridad su mecanismo de acción, aunque los resultados obtenidos hasta el momento no cabe duda que son muy prometedores.

Además, el consumo de isoflavonas en las dosis empleadas es seguro según diversos estudios y no existen datos experimentales que demuestren algún tipo de toxicidad en humanos y animales.

ESTROGENOS: QUE SON Y COMO FUNCIONAN


Es importante conocer cuáles son los efectos de los estrógenos en el cuerpo de la mujer para poder comprender mejor las consecuencias de la deficiencia de estrógenos en el climaterio.


En un principio se podría pensar que los estrógenos, al ser hormonas femeninas, actuarían únicamente en el área genital de la mujer. Sin embargo, actualmente, se sabe que los estrógenos son capaces de actuar en las partes más variopintas del organismo, a través de los receptores.

Los receptores son como enchufes que se encuentran distribuidos por distintos tejidos del cuerpo. Donde hay un enchufe ahí se pueden conectar los estrógenos y actuar. Los sitios del organismo donde hay más receptores de estrógenos y por lo tanto, donde más actúan estas hormonas, son muy variados.


Efecto en los huesos


El hueso es una estructura dinámica y está constantemente renovándose. Los estrógenos contribuyen a que haya un equilibrio entre la formación y la destrucción del hueso, a través de su actuación en los receptores que se encuentran en las células óseas, por lo tanto al mantenimiento de la masa ósea y a la salud del hueso.


Efecto en las arterias


Las arterias son las estructuras responsables de llevar la sangre oxigenada y los nutrientes a todos los tejidos del cuerpo humano y por lo tanto, proporcionan a los órganos energía y alimento. Está claro que esta función en órganos vitales, como el corazón y el cerebro, resulta muy importante.

Los estrógenos, además de ocasionar la relajación de las paredes arteriales y así aumentar el aporte sanguíneo a los tejidos, contribuyen a mantener las arterias limpias (sin obstrucción por placas de ateroma), ya que disminuyen la placa de ateroma y ejercen un efecto positivo sobre los niveles de colesterol en sangre.



Efectos a nivel cerebral


En el cerebro actúan sobre el flujo sanguíneo, el aporte de glucosa (principal nutriente del cerebro), el crecimiento de las neuronas (células nerviosas) y los neurotransmisores (sustancias responsables de la comunicación entre una célula nerviosa y otra) con un efecto positivo sobre el humor y la calidad del sueño, además de proporcionar una sensación de bienestar.


Efecto a nivel urinario


Los estrógenos actúan en la mucosa (revestimiento interno) de la vejiga y de la uretra y principalmente en el mantenimiento de la tensión de la uretra a niveles superiores a la del interior de la vejiga, con el objetivo de establecer una frecuencia urinaria regular y normal.


Efectos en el aparato genital


En la vulva y vagina son los responsables de mantener la humedad y la integridad de la mucosa (revestimiento interno) vulvovaginal, la elasticidad de las paredes vaginales y la resistencia a los procesos inflamatorios.


Efectos sobre la piel

La piel tiene el colágeno como uno de sus componentes más importantes y los estrógenos son uno de los factores responsables del mantenimiento de este colágeno. La proliferación vascular de la dermis, responsable por el aspecto sano de la piel, también depende en gran medida de estas hormonas femeninas.


Efectos sobre el perfil lipídico


Son capaces de mantener un perfil lipídico adecuado, debido a su acción positiva sobre los niveles de colesterol. Los estrógenos contribuyen para bajar el colesterol total, disminuir el LDL- colesterol (considerado el colesterol malo), y aumentar el HDL- colesterol (el colesterol bueno).


ALGUNAS CAUSAS DEL CANCER


La prevención es la mejor arma para luchar contra el cáncer. Para ello es aconsejable conocer las sustancias que pueden provocarlo y evitarlas o usarlas con la máximas garantías de protección.


1. Virus


Se conoce la implicación de ciertos virus en determinados tumores. Estos virus son:
- Papilomavirus: asociado a cánceres de cuello de útero.

- Virus de Epstein-Barr: asociado a varios tipos de cánceres como al linfoma de Burkit ("ayudado" por el parásito que produce el paludismo), al carcinoma nasofaringeo, a la enfermedad de Hodgkin, linfomas de células T, carcinoma laringeo supraglótico y carcinoma tímico.

- Un virus de la familia herpes llamado HHV-8 que se asocia con el sarcoma de Kaposi.

- Virus de la hepatitis B, asociado al cáncer de hígado.

- Retrovirus como el HTLV-1 que causa leucemia.


2. Agentes Químicos


Agentes químicos de uso común como tabaco y alcohol, o de uso profesional como asbesto, arsénico, aminas aromáticas, benceno, cloruro de vinilo, cromo, algunos antibióticos antitumorales, productos de la industria del caucho, de la fabricación y reparación de zapatos, de la fabricación de muebles, hollín, alquitrán, etc., son carcinógenos con actividad demostrada.


En el informe bienal que el gobierno de E.E.U.U. publica sobre carcinógenos ha agregado, entre otros, el serrín de la madera, el berilio y sus derivados y los compuestos de niquel usados como catalizadores y en baterías, pigmentos y cerámicas.

El tabaco está directamente relacionado con el cáncer de pulmón, boca, laringe, esófago, estómago, páncres y riñon.

El alcohol está relacionado con el cáncer de boca o hígado.

Existen además una serie de sustancias que pueden provocar cáncer porque actúan sobre el sistema inmune deprimiéndolo.

Dentro de ellas se encuentran sustancias como benceno, benzopireno, dioxina, tricloroetileno, aflatoxina, dimetilnitrosamina, níquel y bencidina.

Otras veces actuan como tales sustancias naturales como los estrógenos esteroideos cuando se usan en terapias hormonales sustitutivas. Ha de tenerse en cuenta que esto está en relación con la dosis y duración del tratamiento y con la combinación con otras hormonas como los progestágenos.


3. Dieta Inadecuda


La ingesta excesiva de grasas y su almacenamiento provocando sobrepeso, las grasas saturadas, el alcohol, diferentes técnicas de conservación de alimentos, la disminución de la ingesta de antioxidantes y de fibra, son factores de riesgo de cáncer.
Para contrarrestar esto existen hábitos alimentarios muy recomendables como el consumo de frutas, verduras, cereales y legumbres que tienen efecto protector frente al cáncer por su contenido en vitaminas antioxidantes como la vitamina A, C y E, minerales como el selenio y fibra.

Factores de riesgo

Peso
Es necesario conseguir reducir el peso si se tiene obesidad. Parece demostrado que la excesiva ingesta de calorías, con el consiguiente exceso de grasas que produce, guarda relación con la aparición de ciertos cánceres como los de próstata, colon, mama y endometrio.


Grasas Saturadas
La ingesta de grasas saturadas es uno de los factores nutricionales que más se ha relacionado con el riesgo de cáncer, fundamentalmente de colon, próstata, recto y ovarios.

Alcohol.
El alcohol es otro factor que incrementa el riesgo de cáncer de boca, faringe, hígado, colon y mama.

Determinados métodos de conservación.
Los alimentos ahumados, salados, adobados y los conservados con nitratos favorecen le desarrollo cáncer, especialmente de estómago.


Factores protectores

Grasas Insaturadas.
Por el contrario las grasas insaturadas como el aceite de oliva parecen ejercer un efecto protector frente al cáncer de mama, colon y prostata.


Otras grasas como los ácidos grasos omega tres tienen aún mayor efecto anticancerígeno ya que protegen también frente al cáncer de mama, colon y próstata.

Además luchan contra el cáncer una vez establecido, debido a su capacidad para reducir el crecimiento de distintas células cancerígenas humanas y favorecer su desaparición. Además, los ácidos grasos omega tres son protectores del sistema cardiovascular.

Fibra.
Se relaciona el bajo consumo de fibra con el cáncer de colon. Se encuentra en los cereales sobre todo en los integrales, en las legumbres, los frutos secos y la fruta fresca.

Antioxidantes.

Como la vitamina A, C o E que se encuentran el las frutas, verduras, cereales, huevo, hígado, etc.

4. Radiaciones


La incidencia de cáncer es mayor en colectivos de personas expuestos a las radiaciones ionizantes como los médicos, los supervivientes de bombas atómicas, o los pacientes irradiados.
La misma radiación usada en radioterapia basa su efectividad en que rompe las hebras de ADN de las células.

Las células que están enfermas (cancerígenas) son más frágiles con lo que se destruyen con menor dosis de radiación que las sanas.

Las radiaciones ultravioletas, tanto de la luz solar como las generadas por fuentes artificiales, son un factor causal del cáncer de piel. Afecta sobre todo a la población con trabajos que se hacen bajo exposición solar como campesinos y marineros.

Sin embargo, en los últimos años está aumentando en la población general por la exposición al sol sin la protección adecuada y afecta más a personas de piel más clara y que se queman con más facilidad.


CUIDADOS A PARTIR DE LOS 40 AÑOS


Cumplidos los cuarenta, quizá podamos añorar tiempos pasados pero la experiencia y el bagaje personal a esta edad nos da una óptica más amplia de la vida y nos enriquece. Es una etapa perfecta si sabemos cómo cuidarnos.

1. Come sano
2. No descuides la ingesta de calcio y vitamina D
3. Haz ejercicio moderado todos los días
4. Huye de los tóxicos
5. Reserva momentos para ti
6. Ejercita tu mente
7. Duerme las horas que necesites
8. Cuida y potencia tus relaciones personales
9. Cuida tu imagen
10. Piensa en positivo


1. Come sano

Cuidarse es importante a todas las edades, pero cada una tiene sus peculiaridades.


Procura equilibrar la ingesta de alimentos de modo que asegures el aporte de nutrientes (proteínas, hidratos de carbono, grasa, vitaminas y minerales) que necesitas cada día.

Este aporte lo garantiza la ingesta diaria de alimentos como las verduras, frutas, cereales y lácteos, y aceite de oliva combinados con las carnes no grasas y pescados (120-200 gr al día), las legumbres (dos veces a la semana) y frutos secos (un puñado a la semana) y huevos (tres o cuatro a la semana).

No olvides tomar suficiente agua, necesaria para una adecuada hidratación.


2. No descuides la ingesta de calcio y vitamina D


Con la edad se va perdiendo calcio del hueso a más velocidad de la que se incorpora. A partir de la menopausia se acelera la pérdida de calcio del hueso y disminuye la capacidad de absorción de calcio y vitamina D en el intestino. Esto provoca una pérdida de masa ósea que puede desembocar en una osteoporosis.

Por eso, es fundamental asegurar un aporte adecuado de calcio y vitamina D mediante una buena alimentación.

Pasea al sol con protección unos 15 minutos al día para favorecer la activación de la vitamina D a través de la piel. De 9 a 50 años son necesarios 5 nanogramos/dl al día, pero a partir de los 50 años se necesitan 10 y las necesidades aumentan a 15 nanogramos/dl a partir de los 70 años.

De 19 a 50 años se recomienda una ingesta diaria de 1.000 mg de calcio. Si además estás embarazada o dando el pecho a tu bebé las recomendaciones aumentan a 1.200 mg al día en mujeres adultas y 1.600 mg al día en las adolescentes.
A partir de los 50 años se necesitan de 1.200 a 1.500 mg de calcio cada día para compensar la resorción ósea.

En casos especiales, puede ser necesaria la prescripción médica de suplementos de calcio y vitamina D.


3. Haz ejercicio moderado todos los días

El ejerccio es un elemento clave en un modo de vida saludable


Se recomienda realizar ejercicio diario moderado como andar, nadar o montar en bicicleta en terreno llano, al menos durante media hora. Y practicar algún deporte 2 ó 3 veces en semana.

El ejercicio físico activa tu corazón, tu sistema inmune, tu sistema osteomuscular, tu mente y favorece tus relaciones sociales.

Además el ejercicio favorece la liberación de endorfinas, unos neurotransmisores cerebrales que actuan mitigando el dolor, produciendo sensación de bienestar y elevando el ánimo.

4. Huye de los tóxicos


Evita el tabaco que es perjudicial para tus pulmones, tus huesos y para tu salud en general y favorece el envejecimiento.

Modera el consumo de alcohol que perjudica sobre todo tu hígado y tu sistema nervioso. Algunas sustancias como el resveratrol, presente en el vino tinto, son demostrados antioxidantes, pero los perjuicios del alcohol hacen que sea prudente tomarlo con moderación.




5. Reserva momentos para ti


La velocidad que impone la sociedad actual al ritmo de vida no deja tiempo para la vida interior. La meditación, la relajación, y aprender a desconectar unos minutos cada jornada nos carga de energía positiva para afrontar el día a día.

El pararnos a pensar en nuestros logros, nuestras metas y en nuestras ilusiones, y aprender a disfrutar de lo pequeño son hábitos que debemos retomar.


6. Ejercita tu mente


En esta etapa de la vida se empieza a tener cierta estabilidad en el trabajo, los hijos no absorben ya todo nuestro tiempo, hemos aprendido a organizarnos.... Si dispones de más tiempo libre sácale partido para enriquecer tu mente.

Apuesta por la lectura, la visita a museos, las clases de aquel idioma que siempre has querido aprender o aquella actividad que siempre te llamó la atención. Esto aumentará tu bagaje cultural y activará tus capacidades mentales.


7. Duerme las horas que necesites


Los adultos necesitamos unas 7 u 8 horas de media de sueño para afrontar el día con energía y plenas capacidade
s físicas y mentales. Averigua cuántas horas de sueño necesitas en tu caso en particular y procura cumplirlas.

Mantén un horario constante a la hora de acostarte y levantarte. Esta regularidad beneficia tu ciclo circadiano y te ayuda a prevenir el insomnio.


8. Cuida y potencia tus relaciones personales


Las relaciones positivas y enriquecedoras con nuestra familia y nuestros amigos nos mantienen alegres, estimulan nuestro ingenio, mantienen nuestra mente despierta y ensanchan nuestro espíritu.

Las personas con relaciones personales enriquecedoras viven más tiempo y lo hacen con mayor calidad de vida.



9. Cuida tu imagen


Cuando nos sentimos guapos nos sentimos mejor con nosotros mismos y esto se refleja en nuestra relación con los demás. A estas alturas de la vida contamos con la ventaja de saber lo que nos favorece y lo que no, pero no siempre encontramos los momentos que necesitamos para cuidar los detalles de nuestro aspecto.

Sacar tiempo para cuidar nuestra imagen es una buena inversión que compensa y nos da una mayor seguridad.


10. Piensa en positivo


Afrontar la vida desde una óptica de optimismo favorece nuestra mente y nuestro espíritu, pero se ha comprobado que también beneficia nuestro sistema cardiovascular.

Las personas optimistas afrontan mejor los retos, superan mejor las dificultades y disfrutan más de los logros. Las personas optimistas son un imán para los demás, son más felices y sacan más partido a su vida.




MEJORA TU METABOLISMO


- Desayuna a diario
Desayunar despierta tu metabolismo, con lo que gastas más calorías a lo largo del día. Con un buen desayuno le estás dando a tu cuerpo todo lo que necesita para restablecerse tras el ayuno nocturno y tienes menos hambre el resto del día. Al mantener constantes los niveles de glucosa e insulina, puedes resistirte al bollo o el pincho de tortilla a mediamañana, te sirve con una manzana y un zumo.

- Controla la grasa
Un trabajo italiano publicado en el Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism demuestra que se queman más calorías tomando alimentos pobres en grasa. A igual número de calorías por comida, los alimentos ricos en proteínas y carbohidratos provocan mayor gasto de calorías (termogénesis) que los alimentos ricos en grasa.

Esto puede explicar por qué algunas personas engordan a pesar de comer muy poco (menos de 1.500 calorías al día), ya que toman raciones pequeñas de alimentos ricos en grasa como una barrita de chocolate o una porción de pizza, y en cambio hay otras que pueden comer grandes cantidades de alimentos sin engordar, pues escogen raciones grandes de alimentos como legumbres, verduras, frutas y cereales que apenas tienen grasa.

- Entrenamientos en ayunas
Hay una moda que se está extendiendo para activar el metabolismo: entrenar por la mañana en ayunas. El objetivo es reducir las reservas de glu
cosa o glucógeno muscular para recurrir a las grasas de reserva para obtener energía durante el ejercicio.

Estas "mañas" sólo valen para los “profesionales” que necesitan mantenerse “finos” y aumentar su resistencia, pero ellos siguen un control médico y pueden descansar después (y comer). Para los que tenemos que trabajar cada día, sólo se debe seguir el fin de semana controlando muy bien el apetito, si no llegarás al trabajo agotado y muerto de hambre y terminarás comiendo lo primero que tengas a mano.

- No a las dietas hipocalóricas
Si lo que quieres es adelgazar, necesitas gastar al final del día más calorías de las que ingieres. Comiendo se gasta energía para absorber, transportar, almacenar y metabolizar los alimentos. El llamado efecto térmico de los alimentos aumenta el metabolismo en reposo entre un 8 y un 16% durante las dos o tres horas tras la comida.

El metabolismo trabaja a tu favor, si comes funciona mejor, pero si
no comes lo que necesitas, se enlentece para que no falte energía, por lo que dejas de “quemar” la grasa acumulada y no pierdes peso. Además no mantienes tus niveles de energía altos a lo largo de todo el día, lo que hace que disminuya tu rendimiento, al hacer deporte o en tu vida diaria, y cuanto menos te muevas, menos gastas.

- Picotea con inteligencia
Realiza 5 comidas al día para asegurar una alimentación variada y aumentar la energía que se gasta en la combustión de los alimentos, lo que hará que aumente tu gasto calórico manteniendo alto el metabolismo. Además de las tres comidas principales, recupera el almuerzo y merienda ligeras con alimentos bajos en calorías y ricos en fibra (galletas integrales, quesos comiendo frescos, yogures, frutas, etc.).

- Controla los carbohidratos
Los carbohidratos son la mejor fuente de energía, pero no los tienes que eliminar de tu dieta. Toma alimentos ricos en carbohidratos de índice glucé
mico bajo, los más ricos en fibra (cereales integrales, arroz integral, verduras, hortalizas, frutas, etc.), evitando los de índice glucémico alto (azúcares, dulces, pastas, patatas, zanahorias, pan, etc.)

- Reduce tu eficiencia
Cuanto más entrenas un deporte, más eficaz eres, lo que se traduce en que gastas menos calorías para hacer el mismo ejercicio. Hay que ser un poco torpe para "quemar" más. Modifica tus entrenamientos y haz lo que más te cuesta: cambios de velocidad, de ritmos, de cargas... si nadas introduce elementos como las palas, etc.

- Sé infiel, pero en el gimnasio
Adelgazas más rápidamente cuando empiezas una actividad nueva. La explicación está en que tus músculos no están acostumbrados a ese tipo de movimientos, por lo que gastan más energía para moverse hasta que te vuelves más eficiente.
- Baja el azúcar con canela
La canela tiene fama de afrodisíaca, pero ahora acaba de ser descubierta una nueva cualidad. Según un estudio del Departamento de Nutrición Humana de Maryland publicado en la revista Diabetes Care, basta con tomar un cuarto de cucharadita de canela al día para disminuir hasta un 30% los niveles de glucosa, colesterol y grasas en la sangre. Además, sólo contiene 3 calorías por gramo.

- A la rica papaya
La papaya te ayuda a perder peso, por su bajo contenido en calorías (12 kcal/100g) y grasa (7 veces menos que un plátano). A esto hay que unir el efecto diurético del potasio y la presencia de papaína, una enzima que mejora la digestión de las proteínas, mantiene el metabolismo y favorece la combustión de las grasas.

- No olvides los lácteos
Han sido publicados varios estudios científicos que demuestran que las personas que toman 3 raciones de lácteos (leche, quesos o yogur) al

día pueden llegar a perder más peso en una dieta que los que no lo toman. El secreto parece estar en el calcio de la leche que puede acelerar la combustión de las grasas.

- Vitaminiza tu metabolismo
Las vitaminas y minerales no adelgazan pero son necesarias para obtener energía a partir de los alimentos, y algunas son imprescindibles para el metabolismo energético. Si quieres "quemar" debes cuidar la dosis de vitaminas B (B1, B3, B6, B12, ácido fólico) cromo y cinc.

- Maximiza el volumen
Puedes gastar más calorías cada día comiendo. El cuerpo necesita energía para hacer la digestión de las comidas. El truco está en seleccionar los alimentos por su volumen y contenido en calorías, es decir: "llenar el estómago al máximo con el menor número de calorías por comida" con los llamados "Big Foods" (alimentos grandes), aquellos con una baja densidad energética o qu
e contienen pocas calorías por 100 gramos, pero que ocupan un gran volumen, y muy ricos en fibra (que produce saciedad rápidamente).

- Apuesta por el picante
Las especias y picantes (guindillas, curry, pimentón, chile, pimienta, tabasco, etc.) provocan mayor gasto energético por el simple hecho de generar calor, lo que acelera la combustión energética y actúa como quema-grasas durante la digestión.

- Bebe durante el día
Beber agua a lo largo del día o incluso beber agua en las comidas ayuda a comer menos cantidad de alimentos. Además, el agua ayuda a limpiar y eliminar las toxinas que pueden favorecer la acumulación de grasa.

- Varía tu dieta
No comas siempre los mismos alimentos cada día, el cuerpo se acostumbra a conseguir energía hasta de la lechuga si la comes todos los días. Hay que engañarlo un poco tomando aliment
os variados, incluso algunos ricos en grasas como los pescados y el aceite de oliva para que la digestión no sea tan rutinaria y eficaz.

- Alimenta tus músculos con proteínas sanas
Para conseguir un mayor porcentaje de masa muscular no basta con el ejercicio específico, necesitas que la alimentación aporte aminoácidos para crear las proteínas que forman los músculos. Escoge alimentos ricos en proteínas con menor porcentaje de grasa como pollo, pescados, huevos cocidos, quesos frescos, soya...

- Cierra la cocina después de las 8:00 pm.
Por la noche el cuerpo se prepara para el descanso y ralentiza el motor, por lo que se queman menos calorías que durante el día. Si tu horario no te permite cenar antes, procura tomar una merienda a media tarde y una cena ligera antes de irte a dormir.

- Toma algo antes de dormir
Para favorecer la ganancia de masa muscular no debes dejar pasar periodos de ayuno prolongados, durante la noche se pasan muchas horas sin comer, se ha visto que un pequeño tentempié proteico antes de dormir (
una barrita de proteínas, un vaso de leche desnatada, un yogur, etc.) evita picos de insulina y glucosa en sangre y mantiene el motor digestivo.

- Sé constante
No abandones al mes, acelerar tu metabolismo para quemar la grasa de reserva no se consigue en unas semanas. Necesitas crear nuevos hábitos dietéticos y de entrenamiento para que tu metabolismo se ponga en marcha.El metabolismo es el conjunto de procesos que mantienen al organismo con vida, posibilitando desde que las células se renueven hasta que el corazón funcione. Como todo proceso, el metabolismo supone un intercambio energético. Consume energía para llevarse a cabo y esta energía se transforma en movimiento y en calor.

El metabolismo basal es la energía mínima que cuerpo necesita para estar vivo y supone la mayor parte del gasto, pues el 70% de las calorías que ingerimos están destinadas a mantener e
stas funciones básicas. Un 10% se ocupa en la termogénesis de los alimentos, que es la absorción, digestión y utilización de los mismos. Sólo un 20% de la energía aportada por la comida se quema en actividades diarias como caminar.

La velocidad del metabolismo está directamente relacionada con la masa magra de las personas. Ésta se compone de tejidos no grasos como los huesos, la sangre los músculos, y necesita de mucha mayor energía para funcionar que la masa grasa.

Los músculos corresponden al 60% de masa magra y cuanto más músculo hay, más calorías se queman. Esta es la razón principal por la que mucha gente gana peso con la edad, ya que a partir de la madurez hay una tendencia natural a perder masa muscular. De esta forma, disminuye el tamaño de los músculos y, como consecuencia, el metabolismo se va haciendo más lento poco a poco.

Los cambios comienzan a notarse a partir de los 30 años, por factores de tipo hormonal, y se hacen más evidentes a partir de los 50. Son cambios lentos, pero afortunadamente se pueden revertir o al menos ralentizar con la actividad física adecuada.